A veces tenemos que separarnos de la rutina diaria, y nada mejor que para ello que recurrir a las costumbres milenarias en la "naturaleza". A veces podamos, otras desbrozamos y, en esta ocasión, recogemos castañas. Por si no me cree nadie, las pruebas:
Aquí los castamos, creciendo
Y aquí las castañas (y mis pies, abriendo el erizo)
Lo mejor viene después, cuando las comemos, bien asadas o cocidas. Todavía no hay descarga on-line de castañas con leche.
Taza de leche con castañas cocidas... LLeva su trabajo rellenarla pero vale la pena, sin duda (que se lo pregunten a mi padre).
ResponderEliminarSi es por el trabajo, las lavas un poco por fuera, si tienen algo de tierra, las cueces sin pelar, con la cáscara entera, para que no le entre agua y luego las partes por la mitad con un cuchillo. En la boca, aprietas con los dedos y concentra el sabor; riquísimas y no le tienes que quitar la cáscara antes de cocer ni quemar los dedos sacando la cubierta interna después. La castaña siempre está a gusto del consumidor; diferentes formas de cocer o asar.
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