Es una lástima que gente como Aaron Swartz terminen de esta manera debido a la presión de un sistema caduco que no comprende que su mundo de control se ha acabado. En su caso, la liberación de textos bajo control de JSTOR. Como muchos sabemos, nuestros trabajos científicos dejan de ser nuestros cuando los publicamos, y los derechos pasan a las editoriales. Eso supone que muchas personas, centros de investigación, regiones y países de posibilidades económicas limitadas no puedan acceder a los descubrimientos científicos. Aaron había liberado 5 millones de documentos y tenía una acusación encima por millones de dólares y muchos años de cárcel (por cierto, por haber bajado y compartido documentos con muy poca protección). Delito, simplemente dar a conocer a todo el mundo los avances científicos y tecnológicos. Nosotros los "científicos" -yo también estoy en el juego, ya que publico; es parte de mi trabajo y se me valora por ello- no cobramos, y de hecho a veces pagamos para publicar y luego la única que cobra es la editorial.
Así está el mundo. Para los curiosos, el torrent de Aaron Swartz es muy fácil de encontrar en la red. 35 GB de información que ha costado mucho ... una vida.
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