A través de este tiempo de uso -obligatorio- de KDE estoy aprendiendo cosas sobre este escritorio. Por ejemplo, las buenas:
- Muy completo. Cada día descubro un montón de funciones que en gnome requiere la incorporación de algún paquete o extensión
- Altamente configurable
Pero también está lo malo, aunque no niego que esta parte puede deberse a mi ignorancia:
- No está completamente depurado. Dolphin falla en la copia masiva múltiple entre diferentes dispositivos; plasma puede congelarse ...
- Es tan completo que esta LLENO de aplicaciones, menús, opciones, objetos... Tantos, que a veces eres incapaz de encontrar el que quieres.
- Es tan configurable que ...
tras intentar darle una apariencia más minimalista, fui incapaz de recuperar el escritorio para hacerlo funcional de forma gráfica. Simplemente, después de intentar recuperar objetos borrados que no podía encontrar, decidí recuperar el escritorio "de fábrica" que trae KDE.
Sobre terminal -konsole- apliqué como administrador:
Para recuperar paneles y plasmoides:
rm ~/.kde4/share/config/plasma* -f
y para evitar "restos" de mi mal hacer en el escritorio, eliminé completamente el directorio .kde, que restaura el sistema después
rm -R ~/.kde
Luego hay que configurarlo de nuevo a nuestro gusto. En mi caso, para "castigarme" un poco, en vez de ponerlo minimalista lo cargué de objetos.
Tengo que decir que no me gusta nada. En el fondo, me da igual, ya que la mayor parte del trabajo lo hago en terminal (R, octave, nano, administración del sistema, actualizaciones, instalaciones...). De manera gráfica uso de forma continua Firefox y configuro de vez en cuando el cortafuegos. Si no fuera por la navegación en red, en la que realizo es gran parte de mi trabajo en aplicaciones en la nube, podría estar casi todo el tiempo en una pantalla terminal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario