Debido a que cada día se utilizan más las micro SD, sobre todo por que son las tarjetas siempre presentes en los smartphone, decidí hacer una prueba, comprobar hasta que punto podría utilizar micro SDs como sustitutos de dispositivos USB.
En primer lugar compré un nuevo lector de tarjetas SD, ya que los modelos antiguos de los que dispongo son USB 2.0, y si los utilizaba, la conclusión que obtuvieramos no sería completa, ya que si la velocidad de copiado fuera pequeña, podría deberse al cuello de botella del bus USB, y no al micro SD. En concreto, estoy utilizando un lector "de bolsillo" Sandisk Extreme PRO UHS-II Reader/Writer.
Como micro SD pedí una BBB (buena, bonita y barata) Kingston SDCX 10/64GB, que como su nombre indica es una clase 10 de 64 GB.
La prueba del funcionamiento del grupo lector/tarjeta la hice en un ordenador con bus USB 3.0, y sistema operativo Linux, kernel 4.0.7 64 en una distribución Fedora 22 de escritorio. Ahí nace el problema. Las tarjetas SD de mas de 32GB traen un formato denominado exFAT. Este sistema de archivos es privativo y patentado por Microsoft, así que al conectar el dispositivo a mi sistema no se puede acceder a él y mediante la aplicación Discos lo detecta como exFAT, pero no pueden montarlo
Por suerte, a través de FUSE (sistema de archivos en el espacio de usuario), podemos hacer accesible al núcleo del sistema módulos sin tener que editarlo. Si en el terminal buscamos paquetes relativos a exFAT
dnf search exfat
encontramos 2 paquetes (exfat-utils fuse-exfat). Los instalamos
su -c 'dnf install exfat-utils fuse-exfat'
y listo. Lo lee directamente y puedes trabajar sobre él. Envié una copia de 26GB de ISOs para ver la velocidad de carga.
Aunque enpezó a 85MB/s, luego fue cayendo hasta que se estabilizó alrededor de 20MB/s. No da las capacidades de "pendrives" Kingston HyperXpero son funcionales, y podemos utilizar la ubicuas microSD para más usos que la cámara de fotos y el teléfono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario