Después del verano toca la limpieza de despachos y renovación de material electrónico. El primero en actualizarse, el lector de libros electrónicos. Tengo desde finales del 2009 un Kindle 2, que ha servido todos estos años, y mi intención era mantenerlo hasta que se estropeara, pero este verano ha sido utilizado intensivamente por más de un usuario, y los años pasan y dejan huella, sobre todo en la batería. En fin, casi había que cargarlo cada dos días, lo que lo hace poco útil; justo en el meollo de la aventura, la batería se acaba. Así que he incorporado un Kindle Paperwhite.
Es bastante más barato que el Kindle 2, se retroilumina automáticamente, tiene más memoria (4GB frente a 2), es táctil, lo que facilita su uso y el software moderno permite manejar mejor la presentación, el tamaño de las fuentes etc. Con la misma área de lectura, es apreciablemente más pequeño, ya que no tiene teclado físico ni teclas, salvo la de activar/desactivar. La biblioteca de los ejemplares comprados pasa automáticamente y los incorporados por mi los he copiado y vuelto a distribuir en colecciones; en un par de horas estaba con la misma configuración que el anterior. Esto además hace que cuando queremos usar un lector dos usuarios diferentes, podamos leer hasta el mismo libro al mismo tiempo (yo me he quedado con el nuevo).
Para los posibles interesados, los dispositivos kindle no admiten cualquier formato de libro (por ejemplo, no admite epub), pero todo se soluciona con calibre. Este gestor de bibliotecas transforma de la manera más adecuada cualquier formato al propio del dispositivo disponible, siempre que se lo indiquemos, o mejor aún, lo conectemos para que calibre lo identifique. Le pedimos que lo inyecte y el programa ya te dice si hay que transformarlo. Y de paso te permite mantener organizada tu biblioteca digital.
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