jueves, 29 de noviembre de 2018

¿Editando vídeos en un smartphone? A dónde vas...

Me he encontrado con un caso que para mi, a mi edad, me parece bien extraño. Alguien (Mr X, que no quiere ser reconocido en esta oscura historia) quiere hacer un vídeo introductorio corto y para ello decide instalar un programa (se dice app, ¡carca!) en el teléfono, un tal Kinemaster. Hace con cuatro clics un vídeo, le mete música de fondo, y todo orgulloso me lo enseña. Incluye, ya que es la versión gratuita, una marca de agua. Pregunté yo si necesitaba el vídeo en ese mismo momento, y resulta que no. Así que hice una foto del objeto principal de la historia (sí, la hice sin bajarla de ningún lado, y con una cámara de fotos, no con el teléfono); en gimp hice un desenfoqué para que hiciera el mismo efecto que Kinemaster, creé un logo similar al que había cogido en la red, corregí su gamma y 4 cositas más. Con esa foto y openshot generé un vídeo de los mismos 11 segundos, introduje un aumento hacia delante similar al logrado por Kinemaster e incluí la misma música (solo 11 segundos, por cuestión de derechos de autor), y quedó perfecto. Ni una marca de agua, sin problemas de derechos de autor de la foto o del logo, por que los hice yo, edité con software libre (free en libre y free en gratuito) y me quedó igual de bien y sin marca de agua.
¿Para qué narices necesitamos editar un vídeo en un teléfono, o pagar para evitar una marca de agua? Tenemos todo lo necesario a nuestro alcance y nunca ha existido la necesidad de mandar un vídeo editado de manera inmediata.
Cada día me gusta menos la velocidad que está desarrollando el mundo. Ya he pasado de Facebook, pero el siguiente éxito verdadero será poder tirar el móvil a la basura.




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